El verano es una época mágica para los amantes del vino y la naturaleza. En Bodega del Abad, nuestro viñedo se transforma en un mar de verdor, ofreciendo un espectáculo visual impresionante.
El verano es una época mágica para los amantes del vino y la naturaleza. En Bodega del Abad, nuestro viñedo se transforma en un mar de verdor, ofreciendo un espectáculo visual impresionante.
Aunque todas las estaciones tienen algo que las hace únicas en el viñedo, es innegable que la primavera es una de las más espectaculares. Tras la austeridad cromática del invierno, en los meses de abril y mayo vemos como los tonos verdes vuelven a aparecer y asistimos, un año más, al mágico espectáculo que supone el renacer de la vid. Y es que es en este momento cuando tiene lugar el proceso de brotación, el momento en que los primeros brotes verdes comienzan a asomarse tímidamente entre las ramas desnudas de las vides.
Seguramente muchos de vosotros conoceréis de primera mano la brotación. Es posible que hayáis paseado en primavera entre viñedos y hayáis comprobado cómo, tras el parón del invierno, la viña comienza a mostrar colores verdes en las hojas que brotan de sus ramas.
Siempre os decimos que el viñedo de Bodega del Abad nos ofrece un espectáculo natural único en cualquier época del año. Pero no cabe duda de que en el mes en el que nos encontramos las viñas cuentan con una particularidad que las hace especiales: es el momento en el que podemos apreciar más los cambios en los futuros racimos a medida que nos acercamos a la vendimia.