Aunque todas las estaciones tienen algo que las hace únicas en el viñedo, es innegable que la primavera es una de las más espectaculares. Tras la austeridad cromática del invierno, en los meses de abril y mayo vemos como los tonos verdes vuelven a aparecer y asistimos, un año más, al mágico espectáculo que supone el renacer de la vid. Y es que es en este momento cuando tiene lugar el proceso de brotación, el momento en que los primeros brotes verdes comienzan a asomarse tímidamente entre las ramas desnudas de las vides.
Aunque hemos de confesar que en Bodega del Abad no nos resistimos a un tinto en cualquier época del año, no cabe duda de que cuando empieza el calor y comenzamos a disfrutar de esos planes de terrazas al sol, lo primero que viene a nuestra mente es acompañarlos de una copa de vino fresquito, de trago fácil y que anime a disfrutar.
Seguramente muchos de vosotros conoceréis de primera mano la brotación. Es posible que hayáis paseado en primavera entre viñedos y hayáis comprobado cómo, tras el parón del invierno, la viña comienza a mostrar colores verdes en las hojas que brotan de sus ramas.
Hoy en el blog de Bodega del Abad queremos recurrir al título de la conocida obra de teatro de Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano, para hacer un símil que podemos afirmar con rotundidad: Los blancos godello son para la primavera.