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Invierno en las viñas de Bodega del Abad, la vid, desnuda de hoja y fruto

Cuando llega el primer estado fenológico del ciclo vegetativo de la vid, podemos contemplar la que posiblemente es una de las estampas más simbólicas y de extraordinaria belleza plástica. Pero, a su vez, también es la más triste y melancólica, pues es el momento en el que las cepas se desnudan a la intemperie de su traje de hojas hasta dejar limpios los sarmientos. En otoños hojas pasan a alfombrar un suelo con el que, con el tiempo, se fundirán.

En Bodega del Abad seguimos disfrutando de ese momento que algún poeta definió como la sensación de unas manos con las uñas muy largas, que están esperando a que alguien se las corte. Y así es hasta que la poda de comienzo en nuestros viñedos. Una práctica cultural que es muy importante, pues no se trata de una mera estética de un cultivo leñoso, sino que estamos ante una actuación que, si se lleva a cabo con cuidado y acierto, va a beneficiar en el futuro la producción, la brotación, la propia masa foliar y, en definitiva, la calidad de las uvas con las que elaboraremos nuestros vinos Denominación de Origen Bierzo.

La contemplación de las cepas y el seguimiento de todo su ciclo vegetativo es uno de los elementos culturales que más sensaciones aporta el mundo del vino. En Bodega del Abad somos conscientes, cuando paseamos por el viñedo a lo largo de toda una añada, de que de su cuidado y de las prácticas culturales respetuosas con la naturaleza que llevamos a cabo, va a depender el futuro de nuestros vinos. Por eso las llevamos a cabo con mimo, cuidando cada detalle con el objetivo de lograr la máxima calidad.

Ahora solo queda esperar a que los únicos jueces que legislan el mundo del vino: el agua, el sol, la nieve y la helada- sean benignos, incluidas las primeras nieves, esas que ya apuntan en El Bierzo por La Aquiana.