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PRIMAVERA, RENACER DE LOS VIÑEDOS

Cuando llega la primavera, en Bodega del Abad somos conscientes de que entramos en un periodo donde cambian los colores, los aromas y hasta el aire. Y es que, en El Bierzo, la primavera cincela una paleta de colores única. Reverdecen los frutales y brotan las viñas y, en ocasiones, esto coincide con la floración de muchos árboles.

 

Este es justamente el momento en el que ya desde la bodega auguramos la calidad de los vinos. La viña, si no ha sido castigada por las condiciones atmosféricas adversas, sigue el curso de su ciclo vegetativo con naturalidad. Los laboreos, las podas, han ido domeñando una uva que culminará tras el envero, cuando llegará su maduración, y de la que dependerán nuestros tintos de mencía y nuestros blancos de godello.

 

Además, durante la primavera tiene lugar otro de los grandes milagros de la vid. Cuando la cepa parecía estar muerta tras la parada invernal, vuelve a correr por su tronco la savia que permitirá la brotación, la floración y la aparición de pequeños racimos envueltos en pámpanos. Savia que podremos ver físicamente cuando la vid llore por los cortes de la poda, un fenómeno mágico que vivimos cada año.

 

Y esto es algo de lo que puede disfrutar todo el mundo, pues la viña con su condición de libertad a la intemperie, no oculta sus secretos a nadie. Los majuelos y las vides no están cercados ni escondidos en grandes naves. Viven al aire libre, a los ojos de todos. En nuestro caso, las laderas de Valtuille, son transitadas por senderistas, turistas de naturaleza y peregrinos que, a diario, merodean por este escenario inigualable.

 

Eso sí, también la primavera es un buen momento para degustar los vinos de nueva añada que ya han llegado a los mercados. ¡Salud!