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¿CUÁLES SON LOS MEJORES VINOS DE EL BIERZO?

En Bodega del Abad somos conscientes de que es imposible acertar a una de esas preguntas tan cotidianas y repetitivas. Pongamos por caso: ¿cuál es el mejor vino de El Bierzo? Es evidente que siempre habrá vinos, en función de su tipología, variedad, características organolépticas o procedencia, que destacarán entre sus vecinos en un territorio. En el vino, como en tantas manifestaciones culturales existen cauces que, siempre con el afán de potenciar la calidad, fomentar el consumo y estimular al sector, se convierten en jueces. Las vías son diversas. Empezando por la prensa especializada. El mundo del vino, como el deporte, la moda o la gastronomía, ha generado la aparición de periodistas especializados. En este caso, algunos periodistas, en función de su perfil profesional, formación, conocimiento y veteranía, contribuyen a puntuar, seleccionar o destacar los que para ellos son los mejores vinos.

 

Otra vía que tiene un efecto promocional muy rentable para las bodegas es la de los concursos de vinos. En este caso muchos de ellos alcanzan tal notoriedad que sus veredictos son recogidos por la prensa diaria. En las bodegas recibimos con agradecimiento las puntuaciones de los concursos, pues reconforta saber que es el resultado de la valoración de muchos catadores que, sin conocerte, valoran de forma anónima tu vino.

 

Y el tercer campo que tiene mucho que ver con esa búsqueda del mejor vino, es el de la tienda especializada, el del prescriptor profesional de la hostelería y el del vendedor de vinos. Aquí entra en juego la capacidad para comunicar y los conductos donde lancen los mensajes, bien a través de soportes publicitarios o utilizando las nuevas tecnologías, haciendo una buena campaña de publicidad.

 

A pesar de este análisis, en Bodega del Abad tenemos muy claro que los mejores vinos nacen de un buen criterio, responsable y profesional, que comienza en las prácticas culturales en las viñas a lo largo de todo el ciclo vegetativo y que, con la misma responsabilidad y profesionalidad, hay que afrontar todos los procesos de fermentación, envejecimiento y crianza en roble. Y, sobre todo, que las cualidades organolépticas de un buen vino, sean marcadas por la naturaleza, que cada año nos define un cuadro analítico diferente en función de algo tan sencillo como la lluvia, las heladas, el sol, el viento… que son, en definitiva, los agentes y jueces implacables en el destino de las uvas vendimiadas y en su milagroso paso por la fermentación que convertirá el azúcar en alcohol.