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EL OTOÑO, UNA EXPERIENCIA ÚNICA EN BODEGA DEL ABAD

Posiblemente sea una de las secuencias con mayor impacto para los artistas. Hablamos del otoño en el Bierzo. Su impacto visual en los cultivos y, fundamentalmente, en los majuelos, parajes y viñedos, salpicados por la intrincada orografía berciana, convierte esta estación del año en un atractivo tan poderoso que hay quien defiende la equidistancia con el verano. La luz, limpia, alta, clara, motiva a los pintores desde hace siglos, a los fotógrafos y profesionales del mundo audiovisual desde que se inventó el objetivo y al conjunto de las personas con sensibilidad, es de suponer que desde siempre.

 

Y es que las tonalidades ocres, verdes, amarillas, rojas, moradas, marrones… que toma el viñedo en El Bierzo convierten este territorio en un pantone único. Y lo mejor que esconde  este paisaje otoñal  es que lo que estás viendo en la panorámica lo puedes sentir de cerca, olfatear. Además, en el caso de El Bierzo podemos disfrutar de esta estampa desde muchos puntos de su geografía con solo abrir una ventana, asomarse a un balcón o detener el vehículo en un mirador. Lo cierto es que es curioso que a nadie se le olvide el aroma de la viña cuando ya la hoja y el sarmiento han cumplido con su función final de darnos fruto, la uva ha sido recogida y mueren despacio para renacer en la primavera.

 

¡Y pensar que toda esa alfombra de hojas de colores otoñales va a volver a la tierra! A los poetas, y a los que no lo son, les llena de emociones ese hecho, que las hojas que caen de los viñedos completen el ciclo para volver de nuevo a las entrañas de la tierra.

 

Pasear por los caminos rurales entre los viñedos en el otoño berciano es, posiblemente, una de las experiencias más gratificantes… Eso sí, siempre que el remate sea acompañar este paseo con un vino Bodega del Abad. La esencia de El Bierzo en la copa.